jimenaquispe

20/7/09

El rey el rey el rey,

encontré cantidad de telas en honor al rey

y no entendí.

Ya murió y no sé el nombre de ninguna de sus canciones.

Pero las telas me encantaron,

así que sólo me quedó tenerlas,

cortarlas y rehacerlas para ustedes.

Ahora el rey las busca.

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CARTERAS TEXTO, CARTERAS MOM AMOUR, CARTERAS...

Muchas veces una vez ya terminada una pequeña colección, reniego de su supuesta simplicidad y de su apariencia de “cosa bonita”, en esos momentos las siento carentes de vanguardismo, de desenfado, de espíritu joven y rebelde capaz de salir a romper las calles o de enamorar a primera vista a su futura dueña, cual bribón de película que te roba todo sin siquiera mirarte.
Hace algunas noches, mi vida no me dejó dormir plácidamente como a menudo me premia.
Eran esas noches, esos días en los que todo tiene ya un peso mayor al de siempre.
Tratando de dormir, obligándome al ojo cerrado y sin querer dar rienda suelta a las preguntas, necesité de esa simpleza de belleza pequeña, elemental y plena, que colme todo sin explicarlo, inicial, básica, que me diera sólo esa sensación. Creía que al verla calmaría este peso merodeador, que lo volvería todo de su color, como un dibujo de niño en el que todo siempre está bien. Eso necesitaba, eso pedía, en esa noche para dormir.
Quería una flor, un árbol de color fuerte.
Todo evidente y no. Todo claro y atiborrado.
Una vez ya en medio de esta idea, dejé de renegar y pensé que sólo daba lo que yo necesitaba. Que no había más. Una flor siempre será una flor, el rojo siempre será el color rojo, una blonda tal vez siempre busque ser tu adorno.